Pensando las cosas... (Libre)

Caminando por la playa muchas cosas llegaron a mi mente, muchas cosas, mentiria al decir que una sola abarcaba mi cabeza. Cerré mis ojos y miré un rato al cielo. Hasta ahora New York aun no crecia en cuanto a poblacion pero al menos habia unos cuantos para no tenerla como "inhabitada" o "desierta". Me encogí de hombros ante la luna plateada que alumbraba la arena, la espuma del mar y que ocultaba la brisa con olor a sal.

Suspiré y después de caminar aproximadamente más de veinte minutos, me senté en una roca en la cual, al quitarme los zapatos, remojé mis pies. Cerré mis ojos e hice la cabeza hacia atrás. Por fin me sentia bien con algo, algo que yo habia creado. Algo que sentia cada vez que tocaba mis pies, con sus lenguas marinas, se llevaba rastros de mi culpabilidad por todo lo que sucedia.

Después de unos minutos me recosté en la pared de roca mineral con sales y me dejé llevar por la somnolencia. Unos cuantos minutos dormité hasta que escuché algo moverse por ahí.

-¿Quién anda ahi? -pregunté firme como si nada me interesara en ese momento.

La noche, el sol se había ido a descansar y launa brillaba en el cielo, alumbrando las azules aguas del mar. Era una noche perfecta para salir a caminar, y practicar algunos de mis conjuros. Pronto sentí los pequeños granos de arena entre mis pies, y una fina brisa alboroto mis cabellos. Me encantaba aquella sensación de libertad. Enseguida me quite la rompa, dejándome en un bañador de dos piezas, blanco, sencillo pero elegante. Y me zambullí.

El agua estaba excelente, no estaba caliente ni tampoco fría, era sencillamente exquisita. Vagaba si rumbo nadando cerca de la orilla cuando divise una figura que me resultaba familiar, sentado sobre una roca se encontraba Alexander, el nuevo rey del mundo. Decidí acercarme, quizás pudiese divertirme un rato.

Antes de llegar, él hablo, su voz firme y masculina, resonó por todo el lugar. Con una media sonrisa llena de picardía, empecé a salir del agua. - Hola Alex. - dije con voz amable, la noche se tornaba divertida por momentos.

Seguia escuchando esos sonidos de agua, como un chapoteo o como si el agua de cayera de algun cuerpo en movimiento. Entonces escuché una voz, una voz femenina, dulce pero firme. Giré y vi una cabellera rubia seguida de un par de ojos verdes y al final unos labios rosados y carnosos. Zatanna.

-Hola... Zatanna... ¿Qué haces por aqui? Ya es muy tarde ¿no crees? -dije después de verla salir del agua por completo. Sus curvas, sus pechos, cubiertos por una tela blanquesina de un bañador que no reparé en detalles al observarle y esas piernas que me hacian girar- Pensé que era el unico por aquí...

Me acomodé en la roca donde estaba con las piernas algo abiertas, me amarré un poco el cordón del bañador rojo con pequeñas simulaciones de llamas en color naranja en los bordes de donde salian las piernas y mientras tocaba mi abdomen, muy ligeramente, sobre la camiseta sin mangas color amarillo que llevaba puesta, mis sandalias "pata de gallo" descansaban su talón sobre la roca. Mi mirada se fundio con la de ella, esperando.

Era de noche, no hacía frió pero una brisa de aire fresco mientras salia del agua un escalofrió sacudió mi cuerpo. Cerca de donde se sentaba Alex había una toalla, supuse que era suya, y con la telekinesis la hice levitar y la atraje hacia rápidamente, me cubrí con ella. Supuse que no le importaría.

- Yo también me alegro de verte Alex. - respondí con una media sonrisa, parecía que no quería visitas. - Ya deberías saber que no soy precisamente una damisela en apuros. - respondí con simpleza, mientras me secaba el pelo. No era común en él estar en este lugar, y menos solo. - ¿Quieres que te deje solo? - pregunte amablemente. Si quería podría crear un portal e irme inmediatamente, no le quitaría su retiro, quizás quisiese pensar. Mientras esperaba su reacción, me secaba las demás partes del cuerpo, y me sentaba sobre una de las rocas no muy alejadas de Alex.

No paraba de verle e incluso ignoré como la toalla se levantaba y se posaba en su cuerpo enrollandola de manera que se empezara a secar su cuerpo con delicadeza. Le sonreí y después reí ante su termino "damisela en apuros". La verdad era que no, nunca lo habia sido y en una ciudad con muchas creaturas de las sombras se necesitaba mucho coraje y ella parecia estar a la altura de las circunstancias.

-No, para nada, un poco de compañía me vendría bien, Zat... -sonrei y palmee para que se sentara a mi lado, desvie la mirada hacia la nada y me quité mi camiseta sin mangas dejando a la vista mis brazos trabajados mediante el ejercicio- Hace un poco de calor esta noche, aunque me parece que el agua esta completamente deliciosa ¿no? -dije sonriendole y mirandola a esos ojos verdes.

Me quité mis sandalias dejandolas por ahi mientras me levantaba con el bañador puesto. Me lo quité quedandome en speedo de color negro y empecé a estirar mis brazos, mis piernas, mi espalda.

-Hey... ¿Quieres hacer algo para no aburrirnos los dos? -sonrei y la miré de reojo sonriendole aun, me paré de frente a ella tendiendole la mano para cualquier cosa que llegase a necesitar.

Sonreí complacida que no hubiese me hubiese dicho que prefería estar solo. La verdad es que no tenía ganas de irme me gustaba su compañía, siempre era tan, ¿interesante?. Ví como palmeaba la roca en la que el se sentaba, ofreciéndome un sitio a su lado. Sin pensar lo mucho, me dirigí hacia él. Me coloque el bikini que se había descolocado un poco mientras me secaba.

- Sí el agua esta esplendida. - respondí divertida, era la verdad el agua estaba genial a esta temperatura. Le mire, descaradamente todo su cuerpo cuando se quito su camisa, quedando solo en uno speedo que dejaba poco a la imaginación. Su cuerpo era como el de un dios griego, dios que músculos, pensé al ver su escultural pecho. A regañadientes desvié la mirada al agua. - Claro, ¿tenías algo en mente? - pregunte con malicia.

Percibí su mirada y sonreí. ¿Acaso estaba...? Mejor me ahorraba mis pensamientos. Me acerqué a ella casi respirando el mismo aliento ambos. Le miré a los ojos y busqué sus labios un momento mientras ponia una de mis manos en mi abdomen. ¿Para qué andarme con rodeos?

-Estaba pensando en que si podia ayudarte a secar... pero creo que te mojaré más de lo que deseo secarte -rei por el doble sentido de mis palabras- En fin, creo que me iré a quitar lo cachondo con el agua...

Me separé y guiñé mi ojo al sentir mi excitación, era tan facil de excitarme, ahora tenia una erección de esas que no puedes esconder facilmente y el ajustado speedo no ayudaba para nada. De cualquier forma ¿de qué tenia que avergonzarme?

Se acerco, podía notar su respiración junto a la mía, no podía negar lo, siempre había sido muy atractivo, y esta noche no era una excepción.

No pude evitar sonreír, picaramente y reír un poco, sabía perfectamente que si quería divertirme esta noche, con él no me aburriría. -Pues no sé, quizás quiera volver a mojarme. - respondí entendiendo el doble sentido de sus palabras. Después, de su segundo comentario, y bajar disimuladamente la mirada hacia su bañador, y observar su erección, pose mi mano por encima del bañador, encima del miembro. - Uy, perdón. - me disculpe falsamente, me apetecía jugar. - Quizás el agua no te ayude tanto como piensas. - respondí divertida.